Nosotras somos Danilza, Catherine, Jairalis y Claritza; nuestras historias son únicas. Algunas de nosotras tenemos un sólo hijo, mientras otras tienen cinco. Algunas hablamos español y otras hablan inglés. Algunas somos madres solteras, y otras tenemos parejas. Algunas somos inmigrantes recientes, otras crecimos en Boston. Algunos de nuestros hijos tienen discapacidades y otros no, pero todos nuestros niños asisten a las Escuelas Públicas de Boston.
Las cuatro tenemos una meta común: queremos involucrarnos en las escuelas de nuestros hijos y poder abogar por una mejor educación. En este artículo, queremos exponer cómo lo estamos haciendo, pero también mostrarle que, aunque a veces se puede sentir asustado, inseguro o no bienvenido, usted puede hacer una gran diferencia en la educación de su hijo. Aquí están nuestros 10 mejores consejos:
- Familiarícese con los recursos que tiene la escuela de su hijo. Si está inmigrando de otro país, es probable que se sienta desorientado o ansioso por aprender un idioma nuevo o por entender un sistema educativo diferente. Busque en su escuela consejo de otros padres, del trabajador social, del consejero o del encargado de enlace familiar. Siempre habrá alguien que lo podrá ayudar. Pida apoyo.
- Conéctese con Organizaciones Comunitarias que promueven la equidad educativa. Al escuchar las historias de los demás, se dará cuenta de que no es la única persona que está pasando por su situación. Se sentirá acompañado y apoyado.
- Lea con sus hijos, incluso si no habla inglés. ¡Es excelente leer juntos en el idioma materno! Si tienen tareas en inglés, siéntese con ellos y hágales preguntas al respecto. Juegue juegos de palabras con ellos. Si usted demuestra que también está tratando de aprender inglés, sus hijos se motivarán.
- Preste atención a la salud mental y física de su hijo. Las valiosas habilidades sociales y emocionales se cultivan haciendo amigos; aprender estás habilidades puede ser tan importante como los estudios. Pregunte a sus hijos cómo se sienten. Desconéctese de los dispositivos y tome un poco de aire fresco. Baile y cante con ellos.
- Hable con otras familias de la escuela de su hijo. Lo más probable es que otros padres se sientan tan tímidos o nerviosos como usted. Salúdelos cuando deje y recoja a sus hijos, y comparta información con ellos sobre lo que está sucediendo en la escuela. No tienen que ser mejores amigos, pero se sorprenderá de lo rápido que terminan formando un gran sistema de apoyo los unos para los otros.
- Conozca a los maestros de su hijo. Siéntase cómodo contactándolos para preguntarles sobre cualquier duda que tenga y elógielos cuando hagan las cosas bien (confíe en nosotras, ¡Esto hace una gran diferencia!). No espere a que algo salga mal para contactarlos. Puede pedirles su opinión sobre cómo puede apoyar mejor a su hijo. Además, le aconsejamos que no solo hable con su maestro de clase. Conozca al director, a los especialistas, a los paraprofesionales y a la secretaria de la escuela.
- Muestre su cultura en la escuela de su hijo para que su hijo, y los demás niños, no pierdan sus raíces. Sin duda, su hijo aprenderá sobre la cultura estadounidense, pero mantener viva la cultura de su familia también es extremadamente importante. A través de esto, se mantienen fuertes los lazos familiares. Comparta sobre su herencia con la escuela de su hijo. Es divertido compartir canciones, historias y alimentos; usted y su hijo también aprenderán sobre otras culturas.
- Si su horario se lo permite, ofrezca su tiempo para ser voluntario en la escuela de su hijo. Coordine con el maestro de su hijo, o incluso con otros maestros de la escuela. Trabaje con todos los estudiantes. Aprenderá más sobre la escuela de lo que nunca imaginó. Se familiarizará con las prácticas de instrucción de la escuela y será más fácil ayudar a su hijo en casa. Realmente no hay nada que haga que un niño se sienta más orgulloso que ver a sus padres en la escuela.
- Conozca sus derechos. Siempre es bueno estar atento para que pueda abogar cuando suceden cosas injustas en la escuela de su hijo. No tenga miedo de llevar asertivamente sus preocupaciones a los funcionarios escolares, incluyendo a los líderes del distrito, si no está satisfecho con la manera en que responden los líderes escolares, testifique y proteste. Al hacer valer sus derechos, contribuirá a mejorar el sistema educativo, no sólo para su hijo, sino también para los demás.
- Siga sus propios sueños. El mejor legado que puede dejarle a su hijo es ser su modelo de crecimiento y superación, alcanzando sus metas y encontrando la mejor versión de usted mismo. Muéstreles a sus hijos con su propio ejemplo que, con trabajo, disciplina y perseverancia, pueden alcanzar sus sueños.
Danilza Martínez, quien se mudó a Boston desde República Dominicana hace tres años, trabaja como madre mentora en las Escuelas Públicas de Boston y tiene una hija. Catherine Kennedy, mamá de dos niños, ha trabajado en varios entornos educativos desde que obtuvo su GED a los 16 años. Actualmente es madre mentora a través del Programa de Jóvenes de St. Stephen. Jairalis Mercado es la orgullosa mamá de dos hijas a quienes les encanta jugar baloncesto y ser porristas, también es una madre mentora en las Escuelas Públicas de Boston. Claritza Rodríguez trabaja como coordinadora del programa de padres mentores de St. Stephen, tiene cinco hijos, entre los 4 y los 18 años, quienes asisten a cinco escuelas públicas distintas de Boston.
[fotos: AFT y cortesía de programa de padres mentores de St. Stephen]